lunes, 7 de abril de 2014

6ª Estación. LA VERÓNICA ENJUGA EL ROSTRO DE JESUS



Así quiero que me pintes
sobre mi pecho tu rostro.

En el pesebre, de niño,
eras estrellita de oro;
de joven, entre los lirios,
el más fragante de todos;

bajo los soles maduros
pareciste el más hermoso;
mas hoy, cuando todos dicen
que no tienes ni decoro,
es cuando me gustas más:
eres ¡el Divino Rostro!


Así quiero que te pintes
en mis entrañas muy hondo,
con pinceladas de sangre,
de salivas y de polvo;
morado de bofetadas,
palidecido de oprobios.

Me enamoras como nunca
porque en tu cara conozco
todo el amor que me tienes
encendido y doloroso.


Mi corazón es el lienzo
para que pintes tu rostro.
En Tí quiero retratarme
como un espejo en el otro.

¡Que no me falten espinas
ni lágrimas en los ojos,
ni sudor, ni bofetadas,
ni manchas de sangre y lodo!

Con tal que a Tí me parezca,
sufrir me parece poco.

Romancero de la vía dolorosa

 




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