Ese pedacito inocente, lleno de fe y esperanza. Ese pedacito de joven sin preocupaciones y desconsuelos.
Ese pedacito alegre y lleno de luz.
Y no es que en la vida me haya ido mal este tiempo (¡Gloria a Dios por eso!), pero sí encuentro mi corazón más endurecido y apático que hace 8 años.
¿Qué ha pasado en este tiempo? Me convertí en esposa de un gran hombre y mamá de una hermosa niña que llena mis días de volteretas y canciones.
No se si serán los 30 o simplemente el devenir de preocupaciones cotidianas que no tienen fin pero ya no cuestiono tanto ni busco señales en el aire; para bien o para mal, así me encuentro hoy.
Jamás fui buena escribiendo, nunca tuve discurso elaborado ni profundo, pero ¡qué bonito recordar cómo se sentía (siente) poner en palabras (mías o de otros) aquello que rebasaba el corazón! Desahogarse y encontrar un poco de aire fresco en un par de líneas.
Ojalá esté 2023 me encuentre haciendo un huequito en el cronograma de cada semana para escribir. Para mí y también para vos, si te encontrás con este blog y querés leerme.
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