Ahí está el Cordero de Dios - Jn 1, 35-42

 Desde el principio, mandaste a alguien para guiarnos hacia Vos, para que te sigamos, para que te busquemos, para que te conozcamos y te amemos... ¡Pusiste a muchos que nos señalaron Tu Rostro! 
Y si... te encontramos. Te vimos y comenzamos a seguirTe.. pero en un momento, te diste vuelta, nos miraste y preguntaste qué queríamos... pff.. tanto queríamos Maestro, tu Vida nos cautivó, tu luz nos cubrió e iluminó las oscuridades más profundas! ¡QUERÍAMOS ESTAR CON VOS!, a pesar de nuestras inquietudes, miedos, preocupaciones y dolencias, te preguntamos dónde vivías... queríamos saberlo para, quizás, sólo contemplar Tu Grandeza desde la puerta, o admirar Tu Gloria por la ventana... pero no, no quisiste sólo darnos una "dirección", sino que nos propusiste que fuéramos  y lo descubriéramos nosotros mismos, junto a Vos!, (y es que para encontrar ESE lugar, es necesario conocer la Senda que conduce a Él), y no sólo eso, sino que nos invitaste a pasar, a quedarnos! ¡Nosotros! Hombres pobres, pecadores e indignos, invitados a la Casa de Dios…!!
Pero nada terminó allí, ¡era sólo el principio! Cuando salimos de allí, no queríamos hacer otra cosa que mostrarle al mundo que SOS el Mesías, que te habíamos conocido e invitabas a TODOS a pasar a tu hogar…
Y creo que querías que lo hiciéramos… deseabas que todos fuesen nuestros hermanos, que cada uno supiera quién eras Vos, que comprendieran el maravilloso Misterio que encierran las palabras: “Ven y Verás”. ¡Querías que te anunciáramos con nuestro testimonio! Que te diéramos a conocer al hermano solo y olvidado… a los pobres, a los humillados y marginados! Querías que los convirtiéramos en nuestros hermanos, que, como hicieron con nosotros, les anunciaramos que sos el Cordero de Dios, para así ellos ir detrás tuyo…

¡Cuando llegaste a mi Vida, cuando te vi, me cambiaste no el nombre, como a Simón, sino cada pedacito!

¡¡Cuando alguien se encuentra con Vos no puede quedar indiferente ante tanto Amor, no puede!! 
Algo cambia, hay algo distinto…
Es demasiado grande el Misterio como para dejarlo pasar... 

 ¡Nos mirás! ¡Nos interpelás! ¡Nos cambiás!